sábado, 31 de marzo de 2007

Eliseo Serrano (Universidad de Zaragoza)

2ª SESIÓN. Martes, 10 de abril, 16-19 h.


"La imprenta de Zaragoza muy pronto dio a conocer las obras de Erasmo: El Sermón del Niño Jesús, Enquiridion o Manual del caballero cristiano (Jorge Coci, 1528), De los nombres y obras, Los Doce coloquios, La Lengua (Miguel de Capilla, 1551), Libro de los Apothegmas (Bartolomé Nájera, 1552). El conocimiento da la obra erasmista llegó a través de eclesiásticos vinculados a la sede episcopal zaragozana, de los intelectuales cercanos al Emperador (los Valdés) y sobre todo de los cortesanos borgoñones que acompañaron a Carlos I en sus visitas a la ciudad (...).
Erasmo estuvo a punto de ser arzobispo de Zaragoza. Los amigos del canciller Le Sauvage, entre los que destacan Peter Barbier, Andreas Amnius y Guy Morillon presionaron para que se hiciese realidad, argumentando entre otras cosas la importancia que sus obras tenían en la ciudad.
Pedro Guy Morillon, borgoñón, humanista, secretario de CarIos I, escribió a Erasmo desde Zaragoza: "Hay aquí muchos adictísimos a Erasmo. Entre ellos Miguel Don Lope, abogado real, hombre de la máxima autoridad, no sólo entre los abogados sino también entre los que tienen encomendado el negocio de la fe; de tal modo te defiende contra los escarabajos que llevan muy a mal que tus obras sean vertidas al español, que se haya hecho digno de que le honres con alguna carta tuya; nada mas gracioso puedes hacerle a este hombre. Es de maravillarse cuan célebre sea entre los españoles el nombre de Erasmo, cuanto les plazca a todos los buenos tus obras, que cada día se traducen más y más". La Inquisición, a la altura de 1548, denuncia la existencia de un círculo importante, aunque no se sustancia nada más que leen obras de Erasmo. Es bastante habitual la existencia de este tipo de obras en las bibliotecas de la época, aunque algunos ejemplares hayan sido censurados raspándoles frases, tachándoles párrafos o pegando tiras impresas de motivos ornamentales encima (el canónigo Cerbuna en 1569 tenía varias obras de Erasmo, La preparación a la muerte, el Nuevo Testamento, un Epistolario y varias controversias con Lutero y otros intelectuales). De los más activos está este Miguel Don Lope, encarcelado y procesado por este motivo y por pasquines subversivos (procedía de una familia judeoconversa) pero por su reputación y situación social y económica fue favorecido por la justicia aragonesa.

Texto tomado de:
- Historia de Zaragoza, vol. 8, Zaragoza con los Austrias mayores (siglo XVI), Zaragoza, Ayuntamiento-CAI, 1998, pp. 50-52.

Breve bibliografía:
- “La lealtad triunfante: fiesta, política y sociedad en España en la primera mitad del siglo XVIII”, en Margarita Torrione (coord.), España festejante: el siglo XVIII, Málaga, Diputación, 2000, pp. 17-36.
- “Caminos aragoneses y viajeros extranjeros en la Edad Moderna”, en Ángeles Magallón (coord.), Caminos y comunicaciones en Aragón, Zaragoza, Institución Fernando El Católico, 1999, pp. 197-224.
- Tradiciones festivas zaragozanas, Zaragoza, Ayuntamiento, 1981.

Antonio Castillo (Universidad de Alcalá de Henares)

2ª SESIÓN. Martes, 10 de abril, 16-19 h.

"El delito perpetrado por dichas escrituras emanaba de la injuria, la blasfemia, la rebeldía o la disidencia declarada en ellas; mientras que su gravedad estaba directamente relacionada con el modo empleado para darles difusión, que tanto podía ser la fijación de un pasquín o libelo en cualquier pared, como su distribución callejera o la ejecución de un graffiti normalmente a carboncillo. Verse infamado, criticado, calumniado o agredido en la fe, el poder o la honra de forma tan pública y manifiesta no era, desde luego, plato de buen gusto ni para las autoridades ni para los particulares aludidos. De ahí la calificación criminal imputada a dichos escritos según se refleja en la definición misma de la voz libelo en el Tesoro de la lengua castellana o española (1611) de Sebastián de Covarrubias: "Este crimen es muy grave, y assi se castiga con mucha severidad". Nótese que la palabra "crimen" designaba al "pecado grave", "dize más que delicto" e igualmente al "que se comete contra Dios o contra el rey". Así pues, lo dicho se ajustaba plenamente a la doctrina moral y jurídica de una forma de Estado que tuvo un ingrediente fundamental en la religión, capaz al tiempo de "guiar éticamente el trabajo político del príncipe, inculcar en él el sentido del deber y la diligencia obligatorios en el buen pastor, y dotarle con el don de la justicia cristiana”. Estos eran a la postre los atributos de la "cristiana razón de Estado" sobre la que se cimentó la monarquía española durante aquellos tiempos."

Texto tomado de:
- “Delinquir escribiendo. Escrituras infamantes y represión inquisitorial en los Siglos de Oro”, en Manuel Casado Arboniés, Antonio Castillo Gómez, Paulina Numhauser y Emilio Sola (eds.), Escrituras silenciadas en la época de Cervantes, Alcalá de Henares, Universidad de Alcalá, 2006, pp. 283-296.

Breve bibliografía:
- Escrituras y escribientes. Prácticas de la cultura escrita en una ciudad del Renacimiento, Las Palmas, Gobierno de Gran Canaria, 1997.
- “«Del donoso y grande escrutinio». La lectura áurea entre la norma y la transgresión”, en Antonio Castillo Gómez (ed.), Libro y lectura en la Península Ibérica y América (siglos XIII a XVIII), Valladolid, Junta de Castilla y León, 2003, pp. 107-129.
- Entre la pluma y la pared. Una historia social de la escritura en los Siglos de Oro, Madrid, Akal, 2006.

José Pardo Tomás (CSIC, Barcelona)

2ª SESIÓN. Martes, 10 de abril, 16-19 h.
"Si la historiografía reciente se muestra en general de acuerdo en la afirmación de que la represión inquisitorial tuvo una vertiente "pedagógica", debería ponerse cierto empeño en demostrar que ésta se plasmó también en materia de libros y que consiguió un relativo éxito en su papel de "moldeadora de las conductas". En nuestro caso, un eficaz papel moldeador de actitudes y prácticas intelectuales, al que respondió singularmente bien la elite académica e intelectual poderosa y sólidamente establecida en el sistema: miedo a la novedad, represión de la curiosidad, pedagogía de hábitos de trabajo intelectual escolásticos (en el sentido amplio de la palabra), apego a la doctrina segura, escaso estímulo para extranjerizar recorridos intelectuales, tanto en el aspecto físico de los viajes como en el aspecto de ese viaje que es siempre la lectura.
A la luz de estas cuestiones, y pese a la escasez de estudios que vayan en esta dirección, puede intentarse una hipótesis interpretativa que plantee la evolución cronológica de la actividad científica en España en paralelo con la de la censura inquisitorial, no para volver a caer en el error de establecer una perversa y unívoca relación causa-efecto, sino para tener un marco en el que incluir la variable acerca de las actitudes de las elites intelectuales respecto a la lectura novedosa o, simplemente, procedente del mundo no católico. Respondería a ello el progresivo deterioro que se experimenta a partir del periodo 1559-1583, pero mucho más en el medio siglo que va de 1583 a 1632. Después, por mucho que el bloqueo por saturación sea evidentísimo en la maquinaria censora del Santo Oficio tras la crisis 1632-1640, lo que queda en las décadas que le siguen es bien poco. Por eso el período 1640-1670 sigue siendo el más negro, quizá el único que sigue pudiendo ser pintado en una única gama de tintes oscuros. El resto, todo es matizable. Sólo algunos miembros de las generaciones que maduraron en torno a 1670-1720 comenzaron a superar ese desfase que se había creado con respecto al clima intelectual en otros ámbitos europeos. En el periodo posterior, la relación de fuerzas cambió y esos hábitos intelectuales moldeados a lo largo de siglo y medio se modificaron, en buena medida."

Texto tomado de:
- “Censura inquisitorial y lectura de libros científicos. Una propuesta de replanteamiento”, Tiempos Modernos, 9 /4, 2003, pp. 1–18.

Breve bibliografía:
- Ciencia y censura. La Inquisición española y los libros científicos en los siglos XVI y XVII, Madrid, CSIC, 1991.
- “Physicians’ and Inquisitors’ Stories? Circumcision and Crypto-Judaism in Sixteenth-Eighteenth-Century”, en F. Egmond & R. Zwijnenberg (eds.), Bodily Extremities, Aldershot, Ashgate Publishing Ltd., 2003, pp. 168–194.
- El médico en la palestra. Diego Mateo Zapata (1664–1745) y la ciencia moderna en España, Salamanca, Junta de Castilla y León, 2004.

jueves, 29 de marzo de 2007

Enrique Soria (Universidad de Córdoba)

1ª SESIÓN. Martes, 10 de abril, 10-13 h.

"Para poder emparentar con la nobleza, qué mejor que dotar en exceso a las hijas y sobrinas, hasta convertirlas, pese a su más que evidente origen manchado en un botín apetecible para los hidalgos y los segundones de la aristocracia. Las ricas dotes fueron el cebo que permitió atraer a miles de candidatos, dispuestos a mirar sólo de reojo el árbol familiar de su prometida. La hipergamia femenina, de la que hablaremos en su momento, vino a ser un lugar común en este tipo de familias.
No había mejor inversión. Gracias a estos casamientos, toda la parentela enlazaba con un conjunto de familias de la nobleza, insertadas en los mecanismos locales del poder y con un gran capital inmaterial. De esta forma, los descendientes de un condenado por el Santo Oficio se trataban de tíos, primos y sobrinos con los regidores y señores de vasallos que componían la cúspide de aquella ciudad. La habitual endogamia acabaría por mezclar todos esos linajes en uno solo. A cambio, el joven noble que consentía ese mal casamiento (a toda hipergamia corresponde una hipogamia) adquiría una enorme dote, que muchas veces incluía un mayorazgo para la descendencia de la pareja.
El mejor complemento de un casamiento desigual es una buena genealogía. Los hambrientos genealogistas que pululaban por las grandes urbes y sobre todo por la Corte tenían su principal clientela en los grupos en ascenso, que necesitaban ocultar su auténtica procedencia. Trataremos del tema más adelante, pero para contextualizar estas afirmaciones, debe quedar claro que la mentira genealógica tiene fácil explicación. El converso es el único origen que nunca se explicita en la nobleza española; el que siempre se oculta; el que provoca pánico entre los posibles afectados, muchos de los cuales ni siquiera sospechan de tal realidad. En una sociedad violentamente antisemita, dominada por un miedo atávico que fue progresivamente sembrado en los siglos del Medievo por distintas instancias, la ascendencia hebraica se convertía en la peor de las realidades posibles."

Texto tomado de:
- La nobleza en la España Moderna. Cambio y continuidad, Madrid, Marcial Pons, 2007.
Breve bibliografía:
- La biblioteca genealógica de don Luis Salazar y Castro, Córdoba, Universidad, 1997.
- Señores y oligarcas: los señoríos del Reino de Granada en la Edad Moderna, Granada, Universidad, 1997.
- El cambio inmóvil. Transformaciones y permanencias en una élite de poder (Córdoba, ss. XVI-XIX), Córdoba, Ediciones de La Posada, 2000.

Doris Moreno (Universidad Autónoma de Barcelona)

1ª SESIÓN. Martes, 10 de abril, 10-13 h.

"Estas críticas a la Inquisición no pueden hacernos olvidar las paradójicas legitimaciones de la limpieza de sangre que encontramos en algunos de estos judíos exiliados. Mechoulan ha hablado con razón de la mímesis del antagonismo que se observa en personajes como Abraham Pereyra. La mancha judía, objeto de asco para los cristianos viejos, es reemplazada por la impureza contraída en la tierra de idolatría. Para Pereyra, el marrano viene a ser como el judío del español. Los tormentos de la Inquisición no son nada comparados a las penas del infierno que aguardan a los que se niegan a abandonar la Península.
El discurso judío sobre la Inquisición se disolvió en una confusa serie de admoniciones metafísicas con referencias mesiánicas, reflexiones sobre la teoría del castigo que supuso el exilio y la Inquisición o consolaciones sobre la salvación del mundo, sin que al parecer hubiese voluntad de romper abiertamente con la monarquía española (...).
Los judíos convertidos y sus descendientes ―sobre todo artesanos, comerciantes, financieros, médicos y juristas― no sólo extendieron su red de emigración a una buena parte de Europa, Turquía y el norte de África, sino que desarrollaron también el carácter jurídico de sus argumentos contra las prácticas inquisitoriales que, en coyunturas posteriores más favorables, fueron retomados y reinterpretados en función de nuevos intereses, menos religiosos y más políticos o ideológicos."

Texto tomado de:
- La invención de la Inquisición, Madrid, Marcial Pons, 2004, pp. 69-70.

Breve bibliografía:
- Inquisición. Historia crítica, Madrid, Temas de Hoy, 2000 (en colaboración con R. García Cárcel).
- Protestantes, visionarios, profetas y místicos, Barcelona, Debolsillo, 2005 (en colaboración con A. Fernández).

- “Alrededor de ‘El Señor Inquisidor’. Algunas reflexiones”, Historia Social, 55, 2006, pp. 113-134.

Ignacio Pulido (Universidad de Alcalá de Henares)

1ª SESIÓN. Martes, 10 de abril, 10-13 h.

"Así, acontecimientos tan importantes para nuestra historia como la creación de la Inquisición o la expulsión de los judíos de 1492 no pueden explicarse sin atender a la cuestión conversa, pues radica aquí el origen de tales decisiones. Resulta paradójico, pero las conversiones de miles de hebreos al cristianismo no liquidó el problema relativo al judaísmo peninsular como cabía esperar, sino que lo hizo todavía más complicado y generalizado. Ahora, en el núcleo del conflicto y de las hostilidades aparecían los bautizados, los neófitos, o como se les denominó desde entonces, los cristianas nuevos. Pero, ¿no se estaba ahora alcanzando por fin la vieja esperanza del bautismo de los judíos? ¿No era ese el argumento que había justificado su aceptación entre los cristianos: la ansiada conversión de todos ellos? Entonces, si así estaba ocurriendo, ¿por qué despertó un conflicto tan violento y envenenado?
Lo que demuestra esta paradoja, por lo tanto, es que el problema no era solo religioso, una pugna entre el judaísmo y el cristianismo, sino que junto a ello existió siempre un profundo conflicto de naturaleza social. No creemos que fuera, como se ha dicho, una cuestión de racismo, sino más bien la manifestación convulsa de complejas rivalidades existentes entre los distintos grupos sociales que componían el mundo urbano. Rivalidades que surgieron siempre por motivos económicos, políticos y, también, culturales. En este sentido, además, hay que recordar que los enfrentamientos que hubo entonces no pueden describirse simplemente como hostilidades de los cristianos contra los judíos o contra los cristianos nuevos. La realidad fue mucho más compleja y matizada. Recordemos que las sociedades ibéricas estaban extremadamente divididas en grupos y cuerpos, división que no obedecía solo al credo religioso de los individuos; recordemos también que la justicia estaba parcelada en múltiples instancias y se aplicaba de manera distinta en cada uno de los grupos religiosos, y no olvidemos, por último, que la violencia no era, como lo es hoy, monopolio de una sola institución, sino que a ella recurrían todos, pues cumplía una función específica y justificada dentro del orden social. Ésta tampoco era unidireccional. Todos los grupos recurrían a ella de manera frecuente: los judíos contra los musulmanes y los musulmanes contra los judíos, y los cristianos contra unos y otros, y también, por supuesto, entre ellos mismos.
Así se entiende, entre otras cosas, que durante gran parte del siglo XV, los conversos recibieran un mayor rechazo de los judíos que por parte de los cristianos."

Texto tomado de:
- Los conversos en España y Portugal, Madrid, Arco/Libros, 2003, pp. 21-22.

Breve bibliografía:
- Injurias a Cristo. Religión, política y antijudaísmo en el siglo XVII, Madrid, Universidad de Alcalá, 2002.
- Judíos y moriscos: herejes, Barcelona, Debolsillo, 2005 (en colaboración con Jaime Contreras y R. Benítez).
- “Antonio Domínguez Ortiz y el problema converso en su obra”, Historia Social, 47, 2003 (Ejemplar dedicado a: Domínguez Ortiz y la historia social en la España moderna), pp. 53-69.

miércoles, 28 de marzo de 2007

Cerrado el plazo de inscripción al Coloquio Las Españas que (no) pudieron ser


Cerrado el plazo de inscripción al Coloquio “Las Españas que (no) pudieron ser. Herejías, exilios y otras conciencias (siglos XVI-XX)”, coordinado por Manuel Peña Díaz, Córdoba, 10-12 de abril de 2007. http://www.uco.es/investiga/grupos/sigloro/index.htm
Las plazas disponibles para han quedado cubiertas por las inscripciones recibidas.

martes, 20 de marzo de 2007

Diario Metro, el Heraldo.es y otros medios anuncian el Coloquio "Las Españas que (no) pudieron ser"

'Las Españas que (no) pudieron ser. Herejías, exilios y otras conciencias' es el título del coloquio en el que prestigiosos historiadores de toda España reflexionarán, el próximo abril y en Córdoba, sobre las múltiples coyunturas por las que ha atravesado, entre los siglos XVI y XX, el proceso de construcción nacional española.
Según la información facilitada a Europa Press por la organización del encuentro, que corresponde al Grupo de Investigación de la Universidad de Córdoba (UCO) 'Normas y transgresiones culturales en el Siglo de Oro', el largo proceso de construcción nacional española ha pasado por múltiples coyunturas, en las que se han cruzado el componente religioso, la diversidad cultural, la ideología política y la interrelación con Europa.
Para tratar estas cuestiones se contará con los mencionados historiadores de prestigio, como el Premio Nacional de Historia de España 2006, Antonio Miguel Bernal, de la Universidad de Sevilla, quien pronunciará la conferencia 'España, rehén de su propio imperio'. En las sesiones previas también está prevista la presencia, entre otros, de Ricardo García Cárcel, uno de los mayores especialistas mundiales en Inquisición y catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona.
El coloquio se divide en cinco sesiones científicas y la citada conferencia de clausura, para tratar, por expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de las universidades de Alcalá de Henares, Autónoma de Barcelona, Córdoba, Granada, Sevilla, Valladolid y Zaragoza, cuestiones en torno a cinco ejes principales: 'La primera ruptura. Conversos y protestantes', 'La palabra hereje. Escritura, ciencia y represión', 'La tentación europea', 'El precio del cielo. La buena y la mala conciencia católica', y 'República: revolución y reacción'.
Texto completo en:
http://www.heraldo.es/heraldo.html?noticia=193739
http://www.diariometro.es/es/article/ep/2007/03/11/20070311120200/index.xml