Doris Moreno (Universidad Autónoma de Barcelona)
"Estas críticas a la Inquisición no pueden hacernos olvidar las paradójicas legitimaciones de la limpieza de sangre que encontramos en algunos de estos judíos exiliados. Mechoulan ha hablado con razón de la mímesis del antagonismo que se observa en personajes como Abraham Pereyra. La mancha judía, objeto de asco para los cristianos viejos, es reemplazada por la impureza contraída en la tierra de idolatría. Para Pereyra, el marrano viene a ser como el judío del español. Los tormentos de la Inquisición no son nada comparados a las penas del infierno que aguardan a los que se niegan a abandonar la Península.
El discurso judío sobre la Inquisición se disolvió en una confusa serie de admoniciones metafísicas con referencias mesiánicas, reflexiones sobre la teoría del castigo que supuso el exilio y la Inquisición o consolaciones sobre la salvación del mundo, sin que al parecer hubiese voluntad de romper abiertamente con la monarquía española (...).
Los judíos convertidos y sus descendientes ―sobre todo artesanos, comerciantes, financieros, médicos y juristas― no sólo extendieron su red de emigración a una buena parte de Europa, Turquía y el norte de África, sino que desarrollaron también el carácter jurídico de sus argumentos contra las prácticas inquisitoriales que, en coyunturas posteriores más favorables, fueron retomados y reinterpretados en función de nuevos intereses, menos religiosos y más políticos o ideológicos."
Texto tomado de:
- La invención de la Inquisición, Madrid, Marcial Pons, 2004, pp. 69-70.
Breve bibliografía:
- Inquisición. Historia crítica, Madrid, Temas de Hoy, 2000 (en colaboración con R. García Cárcel).
- Protestantes, visionarios, profetas y místicos, Barcelona, Debolsillo, 2005 (en colaboración con A. Fernández).
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