martes, 24 de abril de 2007

Conferencia de Roger Chartier en la Universidad de Córdoba



El profesor Roger Chartier (EHESS, París) dará una conferencia titulada ¿Una nueva historia cultural? el miércoles 16 de mayo de 2007 a las 10,30 horas en el

Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Córdoba.

Una breve biografía.

Una breve bibliografía.

sábado, 14 de abril de 2007

Clausura. Nota de prensa


El acto clausura de este coloquio ha contado con la presencia de Joaquín Mellado Rodríguez (Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Córdoba), José Naranjo Ramírez (Vicerrector de la Universidad de Córdoba), Manuel Peña Díaz (como director del presente coloquio) y Antonio Miguel Bernal (Universidad de Sevilla), el cual ha tenido por misión poner la guinda final a este encuentro con su intervención “España: rehén de su propio imperio”. En ella, se han sintetizado las diversas etapas evolutivas por las que ha pasado la crítica al sistema de poder en España durante los siglos XVI al XVIII. Todo ello relacionado con la situación de América y su repercusión en la economía española. Para ello, Bernal se apoya en varias publicaciones sobre la temática en cuestión y, en claros ejemplos de vivencias, datadas en la cronología que acontece, de aquellos autores que, no estando conformes con la situación económica de España y viendo cómo ésta iba, en parte, pareja a la de las Indias, se aventuran a expresar sus propias ideas, habida cuenta de la profunda censura en torno al tema. Consecuencia de esto fue para ellos el exilio, con lo que nacen “las españas que no pudieron ser”. Aunque fueron muchos los que hicieron uso de pseudónimos para evitar el exilio, así como los que realizaron la crítica ya fuera de España sabiendo que nunca podrían volver.

Como conclusión se deja dicho que los rehenes del imperio no fueron otros que las colonias, pues su situación actual es una evidente deuda de la realizada por el poder español sobre ellas en su período de (posible) desarrollo.

Lourdes Bonhome

viernes, 13 de abril de 2007

5ª sesión. Nota de prensa


El intenso coloquio cierra sus puertas en ésta, su última sesión, titulada “República: revolución y reacción” con participantes de la magnitud de José Luis Casas (Universidad de Córdoba) y Antonio Barragán (Universidad de Córdoba) que han tratado a fondo la pasión republicana y el apogeo y crisis del nacional-catolicismo.


El interés de Casas se ha fundamentado en explicitar y clarificar las distintas tendencias republicanas a lo largo del siglo XX, partiendo de las bases que articulan esta tendencia socio-política: el racionalismo, el kantismo ético y el positivismo. En torno a estas propuestas se ha hecho eco de la trayectoria de Esteban Beltrán con ocasión de señalar una de las escasas representaciones de un republicanismo utópico, con la defensa del derecho de sufragio como principal protagonista. La nueva corriente republicana concederá por fin cabida en 1931 a todos esos sueños y esperanzas concurridas por el estrato civil, como resultado del agotamiento de la monarquía, defienden algunos, o como respuesta a un compromiso social colectivo como aseguran otros.


Por otra parte Antonio Barragán, contextualizándonos en el período del nacional-catolicismo, nos presenta la relación entre el estado y la sociedad civil como antecedente para explicar el control ideológico ejercido sobre la masa, en pos de una legitimación moral del movimiento nacional por parte de la jerarquía eclesiástica. La renacionalización ideológica de las escuelas y la recristianización social constituirán uno de los puntos de fuerte presión eclesiástica a favor de la disciplina, el sacrificio y la milicia.

Loudes Bonhome
Rocío Alamillos

jueves, 12 de abril de 2007

3ª sesión. Nota de prensa


La sesión de la mañana ha tratado la denominada tentación europea, asunto sobre el que han profundizado Ricardo García Cárcel (Universidad Autónoma de Barcelona) y Manuel Moreno Alonso (Universidad de Sevilla). García Cárcel ha centrado su intervención en las figuras de los “Integrados, Apocalípticos y Desubicados entre los siglos XVIII y XIX”.
Uno de los puntos más controvertidos de su detallada exposición es el doble paradigma que explica la transición del Antiguo al Nuevo Régimen. Por un lado, contamos con el paradigma nacional que viene definido por la oposición existente entre los afrancesados y los patrióticos, y por otro lado, un paradigma ideológico definido en este caso por el enfrentamiento entre conservadores y liberales, a los cuáles habría que añadir a posteriori a los innovadores. Bajo este último paradigma quedan adcritas las figuras de los apocalípticos, los integrados y los desengañados, contextualizados durante el complejo período político de la Guerra de la Independencia, destacando como conclusión del propio García Cárcel, que de una u otra manera, Fernando VII ocasionó que todos ellos se sintiesen en realidad desengañados.

La exposición y el debate mantenido por Manuel Moreno Alonso (Universidad de Sevilla) permitió a los asistentes contrastar las opciones políticas y las alternativas disponibles en la escena europea. El problema del modelo político ideal y la idealización de las oportunidades en tiempos de cambio fue una cuestión clave en muchos pensadores, que se sintieron cercanos a las opciones del liberalismo inglés. El caso de Lord Holland y sus conexiones con España fue uno de los casos expuestos por Moreno Alonso para dar cuenta del interés de la política británica en el mundo hispánico, con claros intereses también en el mundo americano.

Lourdes Bonhome
Rocío Alamillos

miércoles, 11 de abril de 2007

2ª sesión. Nota de prensa



La sesión de la tarde ha recogido como temática general el concepto de la ortodoxia y la heterodoxia. La introducción ha estado a cargo de Eliseo Serrano (Universidad de Zaragoza), el cual ha sabido plantear la problemática que ha suscitado a lo largo de la historia la definición del hereje, así como la relación con la Inquisición, la censura y la definición de la heterodoxia.

La primera intervención ha estado a cargo de Antonio Castillo (Universidad de Alcalá de Henares) que ha recogido, de un modo plausible, el tema de los textos escritos de pasquines censurados por la Inquisición o la justicia. Se trata de coplas, libelos, carteles infamantes que se dedicaban a motejar o criticar tanto en el ámbito rural como urbano.

La segunda intervención de la jornada ha estado a cargo de José Pardo Tomás (CSIC, Barcelona) que ha propuesta una crítica a las etapas o fases de la historia de la ciencia propuesta por López Piñero. En este terreno ha propuesto un estudio de caso a través del estudio del proceso inquisitorial del médico Diego Mateo Zapata, un caso espléndido de hombre que pasa del galenismo a la nueva ciencia.

Lourdes Bonhome
Rocío Alamillos

1ª sesión. Nota de prensa


La sesión de la mañana se ha inaugurado con la intervención del profesor Manuel Peña situando al auditorio en la temática que se desarrollará a lo largo de todo el coloquio. La presentación y coordinación de la sesión ha estado a cargo de Enrique Soria.

La primera intervención llega de la mano de Ignacio Pulido (Universidad de Alcalá de Henares) cuya exposición se ha centrado en el problema que supuso el trasvase de los numerosos efectivos demográficos conversos, más allá de un simple vista poblacional, para focalizarlo bajo una perspectiva cultural. Para el desarrollo de la ponencia Pulido toma como referentes a tres grandes historiadores: Américo Castro, Antonio Domínguez Ortiz y Julio Caro Baroja, otorgando una especial relevancia a la figura de Américo Castro al que relaciona en algunos aspectos con el pensamiento de Zubiri.

Continuando con el hilo temático enmarcado por Ignacio Pulido se ha proseguido con la intervención de Doris Moreno (Universidad Autónoma de Barcelona) que se ha preocupado por establecer la clara diferencia entre el exilio converso y el exilio protestante, ilustrando ambos conjuntos con las rutas de los exiliados. Un exilio marcado por el dolor y el sufrimiento de los protagonistas que genera un notable conjunto de testimonios.

Lourdes Bonhome
Rocío Alamillos

lunes, 2 de abril de 2007

Antonio Miguel Bernal (Universidad de Sevilla)

CLAUSURA. Jueves, 12 de abril, 13 h.

Se especula que las consecuencias económicas para España de la independencia de las colonias fue el último coste a asentar en el debe del Imperio. La causa determinante del atraso económico español en el arranque de la modernización, aunque se debate si lo que hizo fue acelerar un cambio ya apuntado desde el último tercio del siglo XVIII, si sus efectos distaron de ser tan catastróficos como se pensó en un primer momento o si, parafraseando el dicho de «no hay mal que por bien no venga», con la independencia americana la economía española se vio abocada a un cambio estructural en su balanza comercial ―el mercado europeo por el colonial― que compensaba con creces las pérdidas del Imperio. La explicación económica, sin embargo, no es suficiente ni satisfactoria. América no dejaría de estar presente en todos los discursos sobre lo «español», en los distintos proyectos de nación esbozados en España desde el siglo XIX. Merece la pena destacar que en cuantas ocasiones se ha replanteado el problema de «nación» en España ―y han sido muchas hasta el presente― de algún modo está latente la cuestión americana: los distintos modos de entender España, en parte, descansan en las diversas maneras en que quieran valorarse sus relaciones y conexiones con los antiguos dominios del Imperio. Como sucedió en el regeneracionismo del 98, donde América, el Imperio español, fue el «mito compensatorio» recurrente, del que hablaba Altamira, para superar las debilidades y dificultades que permanecen siempre latentes a la hora de edificar el proyecto nacional español, unitario e integrador. Se invocaba a América como la tarea común de los españoles, en la que había fraguado la unidad e integración de los pueblos y territorios de España, tan diversos.

Texto tomado de:
- España, proyecto inacabado. Costes/beneficios del Imperio, Madrid, Marcial Pons, 2005, pp. 536-537.

Breve bibliografía:
- La lucha por la propiedad de la tierra en la crisis del Antiguo Régimen, Madrid, Taurus, 1979.
- Economía e historia de los latifundios, Madrid, Instituto de España, 1988.
- La financiación de la Carrera de Indias, 1492-1824, Madrid, Tabapress, 1993.

Manuel Toribio (IES, Córdoba)

5ª SESIÓN. Jueves, 12 de abril, 10-13 h.
Antonio Jaén Morente fue catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla. En 1931 fue nombrado Gobernador Civil de Córdoba y Málaga, en 1936 fue elegido diputado de Izquierda Republicana por la provincia de Córdoba y en 1937 fue nombrado Cónsul general de España en Filipinas (...). Tras la guerra comenzó su exilio en Hispanoamérica como tantos otros representantes de lo que se ha dado en llamar la España transterrada. Primero en Ecuador, donde vivió durante diez años y fue profesor de Historia (...). Allí publicó una biografía de Miguel de Cervantes y una historia de Guayaquil.
En 1949, el Ayuntamiento de Córdoba acordó dejar sin efecto la denominación de hijo maldito (...). Cuando en 1954 el Tribunal de Responsabilidades Políticas lo declaró exento de todo delito, realizó un viaje a España. A los cinco años se hizo cargo de la Cátedra Menéndez Pidal de San José de Costa Rica, país donde murió en 1964.
Cuando se tuvo noticia de su fallecimiento en el Ayuntamiento de Córdoba, se acordó rotular una calle con el nombre de “Historiador Jaén Morente” en la barriada de Fátima y en 1979, la corporación municipal decidió colocar una placa de recuerdo en su casa natal [en la calle Judíos].

Texto tomado de:
- “Estudio introductorio”, en A. Jaén Morente, La lección de América, Córdoba, Universidad, 2005.

Breve bibliografía:
- Andújar, 1936, Andújar, Alcance, 1996.
- “Ralph Fox: un escritor en la guerra”, en E. Pérez y C. Medina (coords.), Cultura, historia y literatura en el exilio republicano español de 1939, Jaén, Universidad, 2002.
- “El sóviet de Andújar (1923-1933)”, en J. L. Casas y F. Durán (coords.), El republicanismo en la historia de Andalucía, Priego de Córdoba, Patronato Niceto Alcalá-Zamora, 2001, pp. 405-418.

Antonio Barragán (Universidad de Córdoba)

5ª SESIÓN. Jueves, 12 de abril, 10-13 h.

Con relación a la II Guerra Mundial, los elementos básicos de referencia que subyacen en el discurso político de la prensa falangista cordobesa, entre otros, son los siguientes:
1º) El falseamiento sistemático de la Historia y, por ende, de la realidad política y social que terminó convirtiendo en auténticas falacias retóricas la mayor parte del volumen informativo internacional durante los dos primeros años del conflicto (…) algunas de las tesis fundamentales del nuevo discurso político: la justificación suficiente de la política expansiva de las potencias del eje en virtud de estos “aberrantes acuerdos” [Versalles, 1920] y la referencia continua a otros momentos de nuestra historia, etapas “… muy distintas del desgraciado siglo XIX, en las que se sitúan las auténticas raíces imperiales del actual estado español” (…) Los editoriales del Azul insisten reiteradamente en la existencia de una auténtica “crisis en Europa” que se remonta “… a la fatídica fecha de 1789 y en la que los estados empezaron a perder su honda sabiduría… y a abandonar el ideal fortalecedor universal, así como a alejarse, por ejemplo, del catolicismo imperialista, de la universalidad romana, o de la exquisitez helenística griega… y no sería tan grave si el Oriente, Moscú, por el momento no acusara su fuerte personalidad y su finalidad opresiva”.
2º) Antiliberalismo (…) El profundo sentimiento antibritánico que respira la prensa falangista no es sino la mezcla de un alineamiento político inequívocamente progermánico y el afloramiento de “… la tradicional enemistad histórica con uno de los responsables directos del hundimiento del Imperio español…”.
(…) Otra de las democracias occidentales, los EE.UU de América, no escapa a la atención de los articulistas de Azul. Las informaciones atienden tanto a lo concerniente a la naturaleza de su sistema político, a su alineamiento diplomático, así como al influyente papel que juega en las relaciones internacionales.

Texto tomado de:
- "La II Guerra Mundial y la prensa cordobesa: el diario Azul (1939-1941)", en J. L. Casas (dir.), La postguerra española y la II Guerra Mundial, Córdoba, Diputación, 1990, pp. 166-168.

Breve bibliografía:
- Crisis del franquismo y transición democrática en la provincia de Córdoba, Córdoba, Universidad, 2005.
- Córdoba 1898-1905: crisis social y regeneracionismo político, Córdoba, Universidad, 2001.
- Conflictividad social y desarticulación política en Córdoba, 1918-1920, Córdoba, Ediciones de La Posada, 1990.

José Luis Casas (Patronato Alcalá-Zamora)

5ª SESIÓN. Jueves, 12 de abril, 10-13 h.
La primera edición de Manolín debió publicarse en los primeros años del siglo XX (después de 1901, en el que se estrena Electra de Galdós), en un momento en el cual Beltrán aún estaba vinculado al republicanismo y aún no había descubierto el georgismo, como podemos deducir de estas palabras de Los luchadores: “Siempre he creído yo que la propiedad de la tierra era la causa de todos los males que afligen a la humanidad, y por esta causa pensé el modo de transformarla en propiedad colectiva, demostrando la manera fácil y sencilla; creando colonias socialistas como digo en mi libro Manolín, prescindiendo de toda ingerencia del Estado en este asunto”. Pero tras la lectura de la obra de George se da cuenta de que el problema se puede resolver con la intervención del Estado, mediante la creación del impuesto único y la transformación de la “propiedad en posesión”; y así lo entiende el obrero al que le explica la cuestión: “Ahora es cuando he comprendido perfectamente el asunto y seré un defensor y propagandista entusiasta de esa reforma social, porque me ha convencido usted y creo que con el impuesto único les será más fácil a los obreros agrícolas formar colonias como la que propaga en su Manolín, porque no tendremos necesidad de comprar las tierras, que es el inconveniente mayor que ha encontrado su idea para desarrollarse en todas partes”.

Texto tomado de:
- “Estudio introductorio” a Manolín. Leyenda popular (1ª y 2ª parte), de Esteban Beltrán, (Edición facsímil a partir de la de 1913), Córdoba, Diputación Provincial, 2000, pp. XXVI-XXVII.

Breve bibliografía:
- Conflictividad social en Andalucía. Los sucesos de Montilla de 1873, Córdoba, Ayuntamiento, 1981 (en colaboración con J. Calvo Poyato).
- Olvido y recuerdo de la II República Española, Sevilla, Fundación Genesian, 2002.
- Niceto Alcalá-Zamora y Torres (1877-1949), Cabra, Mancomunidad de la Subbética, 2006.

José Luis Betrán (Universidad Autónoma de Barcelona)

4ª SESIÓN. Miércoles, 11 de abril, 16-19 h.

El discurso eclesiástico intervino para dar a un fenómeno inexplicable un significado de orden superior que, al menos, dotara a la sociedad de razones para buscar armas espirituales con las que enfrentarse a él. Y este mensaje religioso encontraba, sin duda, facilidades para ser mejor comprendido por la sociedad cuando esta tenía vivas las imágenes de los contagios. La peste se convirtió así en un fabuloso campo de misión pastoral para los hombres de la Iglesias desde la Baja Edad Media, allanándoles el camino en su aspiración por crear un orden religioso, político y social compacto.
(...)
Desde la perspectiva religiosa y política, la enfermedad respondió a una concepción providencialista de los destinos humanos. La peste no fue solo el efecto de la justicia divina que se abatía sobre los culpables sino la misma perversión de las relaciones de los hombres en su conjunto con respecto a la Divinidad. La peste era un tiempo de inversión, una especie de carnaval trágico donde parecían derrumbarse la moral y donde el egoísmo aparentaba reinar. Fue contra esta reacción individual contra la que Los representantes de la autoridad religiosa y civil intentaron luchar en nombre de la solidaridad de la comunidad y del mantenimiento de sus autoridades, Desde esta perspectiva, las sanciones morales y sanitarias fueron aspectos complementarios. La Iglesia del Renacimiento y la Contrarreforma ayudó a modelar un proceso de uniformización de Ias conductas individuales y colectivas a través de la hábil combinación entre una pastoral terrorificante, la difusión de nuevos modelos individuales de comportamiento ante la enfermedad difundidos a través de la hagiografía y el desarrollo de toda una práctica de rituales sagrados que tenían como objetivo final la exteriorización inmovilista de la representación político-social de la ciudad, que ni la misma peste pudo llegar a poner en cuestionamiento.

Texto tomado de:
- La peste en la Barcelona de los Austrias, Lérida, Milenio, 1996, pp. 463 y 495.

Breve bibliografía:
- Breve historia de la infancia, Madrid, Temas de Hoy, 1998 (en colaboración con Fe Bajo).
- Enanos, bufones, monstruos, brujos y hechiceros, Barcelona, Debolsillo, 2005 (en colaboración con Fernando Bouza).
- Historia de las epidemias en España y sus colonias (1348-1919), Madrid, La Esfera de los Libros, 2006.

Teófanes Egido (Universidad de Valladolid)

4ª SESIÓN. Miércoles, 11 de abril, 16-19 h.
Mirado el pasado sin sensibilidad histórica puede parecer extraño que las cuestiones religiosas suscitasen pasiones tan enconadas. De hecho, los entusiasmos y hostilidades provocados por la Reforma, sus mismos orígenes, serían inimaginables en sociedades postilustradas, tolerantes y secularizadas. Pero a comienzos del siglo XVI la realidad era muy otra, y aquellas sociedades, si por algo se especificaban, era por su sacralización incondicional. Es decir, por la carencia de barreras entre lo natural y lo sobrenatural, entre el cielo y la tierra, convertida ésta, en inmenso feudo cuyos territorios y vasallos eran disputados por los dos señores de verdad, por Dios y el diablo, a través de sus agentes (santos y ángeles, demonios variopintos) omnipresentes. La sacralización, universalmente compartida, subordinaba la vida terrena, efímera a la eterna, que duraba para siempre. De ahí que la preocupación suprema y más acuciante fuese la de asegurar la salvación mediante un sistema abigarrado de protecciones que Lutero supo simplificar haciéndose eco de los humanistas, más racionales que el común.
A esta religiosidad, a estas mentalidades colectivas, es preciso recurrir. La búsqueda de seguridades era una necesidad de primer orden y comprensible en sociedades que tenían que armarse contra tantas fragilidades, contra tantos miedos, y, entre éstos y como dominante, el temor a la condenación eterna (…).
Quienes sobrevivían ―y no era fácil lograrlo entonces― se encontraban sumergidos en el único universo que existía: el espacio, tanto el rural como el urbano; el ambiente; el tiempo; las sensaciones; todo estaba dominado por percepciones y referencias sacras.
Las protecciones y presencias sobrenaturales se alargaban a la actividad laboral estructurada en torno a los gremios, cada uno desdoblado en su cofradía y con su advocación respectiva propicia. Cofradías eran también las gestoras de la asistencia social, de la atención hospitalaria. Ninguna de las circunstancias de la vida, ninguno de sus trances peligrosos, quedaba fuera de la protección de la otra Iglesia, la ya triunfante.

Texto tomado de:
- Las reformas protestantes, Madrid, Síntesis, 1992, pp. 14-15.

Breve bibliografía:
- Opinión pública y oposición al poder en la España del siglo XVIII (1713-1759), Valladolid, Universidad, 2002 (1ª ed. 1971).
- Las claves de la Reforma y la Contrarreforma, 1517-1648, Barcelona, Planeta, 1991.
- Carlos IV, Madrid, Arlanza, 2001.

Antonio L. Cortés (Universidad de Granada)

4ª SESIÓN. Miércoles, 11 de abril, 16-19 h.


La existencia de las misiones dentro de los países católicos con el objetivo de cristianizar la sociedad no significaron una novedad en la Cristiandad occidental con la llegada de los tiempos modernos. Con distintos motivos habían existido durante el período medieval y se iban a intensificar en sus momentos finales.
La presencia de los misioneros se iba a acrecentar en la Europa católica de la época postridentina, ya que eran totalmente necesarios para extender la doctrina emanada del Concilio, debido a que, en gran medida, el clero parroquial heredado de la época anterior continuaba teniendo una mediocre formación.
Los métodos efectistas y espectaculares utilizados por los misioneros del siglo XV persistieron en el XVI y el XVII e, incluso, en el XVIII; el "siglo de las luces" no significó en toda la Europa católica el fin de este tipo de apostolado. Ahí está el ejemplo de España ―que no es el único―, donde, en su versión moderna, esta práctica había llegado de Italia (...) desarrollándose con amplitud a lo largo de estos siglos, con ejemplos tan importantes en el XVIII, como los del P. Santander o de fray Diego de Cádiz, verdadero apóstol de las multitudes, a las que sabía conmover creando auténticas catarsis colectivas (...).
Las misiones gozaron casi siempre del apoyo, a veces incluso habría que hablar de la iniciativa, de las autoridades civiles, ya que en el proceso de confesionalización y de disciplinamiento social desempeñaron un papel de primer orden; no en vano, por ejemplo, uno de los objetivos de los proyectos misionales era llevar la paz social a localidades marcadas por las disensiones que enfrentaban a grupos o familias de la zona misionada.

Texto tomado de la ponencia:
- “La cristianización de la sociedad” presentada por A. L. Cortés Peña en las Jornadas sobre Discurso religioso y Contrarreforma. Zaragoza, 28 y 29 de noviembre de 2002. Las actas se encuentran en curso de publicación.

Breve bibliografía:
- “La Iglesia y la religiosidad”, en F. Andújar Castillo (ed.), Historia del Reino de Granada. III. Del Siglo de la Crisis al fin del Antiguo Régimen (1630-1833), Granada, Universidad/El Legado Andalusí, 2000, pp. 489-529.

- Religión y política durante el Antiguo Régimen, Granada, Universidad, 2001.
- “La crisis de la cristiandad occidental en los albores de la modernidad”, en A. L. Cortés Peña (coord.), Historia del cristianismo. III. El mundo moderno, Madrid, Trotta/ Universidad de Granada, 2006, pp. 17-50.

Carlos A. González (Universidad de Sevilla)

3ª SESIÓN. Miércoles, 11 de abril, 10-13 h.

Decenas de miles de habitantes de la España del Antiguo Régimen, empujados por las continuas crisis de subsistencia y deseosos de mejorar la situación económica y social, se arriesgaron con nuevas formas de vida con la pretensión de encarnar algún día el nuevo tipo social que veían deambular orgullosamente en el lugar de partida: el indiano (...). Tras la conquista, la mayoría de los españoles llegados al Nuevo Mundo no hallaban la fortuna pretendida, la promoción económica y social (el ir a valer más se decía), porque la encontraron repartida entre conquistadores y primeros pobladores. Esta situación causó uno de los problemas más graves de la América colonial de la alta Modernidad: la vagancia. El término vagabundo entonces se aplicaba a todo aquel sin residencia estable y oficio conocido en un lugar determinado. Continuamente las autoridades indianas se quejaban a los gobernantes peninsulares de los numerosos españoles (la mayoría solteros o con sus esposas e hijos en la tierra natal) que deambulaban de un sitio para otro en busca de riquezas o, simplemente, de mejor asiento y posibilidades laborales de alguna rentabilidad; gentes que a la vez causaban no pocos inconvenientes a los indios y, en general, al esquema colonizador de la Corona. En la solución del problema se ensayaron remedios diversos, entre ellos la organización de campañas de exploración y poblamiento de territorios marginales; así como un mayor control de la emigración en los puertos españoles y americanos, con el fin de evitar la llegada a ultramar de pasajeros que no fueran allí acompañados de sus familias y con la intención de ejercer una profesión digna y conocida. Mas fueron iniciativas que surtieron efectos muy limitados, dada la pervivencia del problema, según las ordenanzas reales, hasta finales del siglo XVII.
El inmigrante, pues, resistirá la toma de conciencia de la realidad del Nuevo Continente y no querrá obtener el sustento trabajando con las manos como lo había hecho en su patria chica. Por ello llevará una vida nómada y de supervivencia mientras espera un golpe de suerte que lo hiciera rico. Se dedicará a los tratos ambulantes, prestará servicios a encomenderos, formará parte de huestes guerreras, criará ganado de carga, o merodeará por los pueblos de indios haciendo valer una condición racial y social superior. Muy expresivas son las palabras que un tal Juan de Olozaga escribiera a su hijo desde Potosí en 1578; dice así: “Y también como el hombre no tenía mucha plata y ha andado perdido en descubrimientos y perdido de los cascos por valer como los demás por no abajar el lomo”.

Texto tomado de:
- Dineros de ventura: la varia fortuna de la emigración a Indias (siglos XVI-XVII), Sevilla, Universidad de Sevilla, 1995, pp. 16-18.

Breve bibliografía:
- La Real Compañía de Comercio y Fábricas de San Fernando de Sevilla (1747-1787), Sevilla, Ayuntamiento de Sevilla, 1994.

- Los mundos del libro. Medios de difusión de la cultura occidental en las Indias de los siglos XVI y XVII, Sevilla, Universidad de Sevilla, 1999.
- Orbe tipográfico. El mercado del libro en la Sevilla de la segunda mitad del siglo XVI, Gijón, Trea Editores, 2003 (en colaboración con Natalia Maillard).

Manuel Moreno Alonso (Universidad de Sevilla)

3ª SESIÓN. Miércoles, 11 de abril, 10-13 h.


Fue la lucha por la libertad lo que caracterizó por encima de todo a la revolución española de 1808. Nunca hasta entonces una idea como ésta empujó a los españoles a luchar, por una parte contra los invasores y, por otra, contra el despotismo. La nueva lucha por la libertad no fue meramente coyuntural, fue el resultado de un combate diario, en medio de las mayores adversidades, por una idea. Y en esta lucha continua, a pesar de sus limitaciones, es donde reside la grandeza de aquella generación que causó la admiración de Europa. Para los hombres empeñados en aquella lucha ―así se lo decía Quintana a Lord Holland― la libertad era «un objeto de acción y de instinto, y no de argumento y de doctrina». Para ellos lo «primero era ser libres, el cómo era negocio para después». Con la particularidad de que ―tal como decía a Holland― cuando veía poner la libertad en el «alambique de la metafísica» temía al instante que «va a convertirse en humo». Para entender en qué consistió realmente la lucha por la libertad en España hay que tener en cuenta cuál era la realidad de este país en el que no había apenas burguesía, y en el que no había habido voces suficientemente poderosas (como Vico, Kant, Locke o Montesquieu) que hubieran dicho que la libertad consistía en poseer leyes propias reguladoras libremente del poder. De aquí precisamente que la palabra libertad que proclamó la Constitución de Bayona (con su declaración de libertad personal, inviolabilidad de domicilio y su voluntad de igualitarismo) no dijera nada a los españoles. Y ésta fue igualmente la dificultad con que tropezaron los hombres de 1808 que, primero en Cádiz y después en la cárcel y en el exilio, y finalmente en el poder, hicieron triunfar los principios de la libertad. No fue nunca un triunfo completo ni mucho menos aceptado por todos los españoles. Pero quienes lucharon por esta idea sabían que el «estado de libertad es un estado continuo de vigilancia, y frecuentemente de combates». Se trataba de los comienzos del proceso. Para Quintana, los españoles no debían engañarse: «La cuestión primera, la principal, la de si han de ser libres o no, está por resolver todavía».

Texto tomado de:
- El miedo a la libertad en España. Ensayos sobre Liberalismo y Nacionalismo, Sevilla, Alfar, 2006, pp. 34-35.

Breve bibliografía:
- Historia de Andalucía, Córdoba, Cajasur, 1995.
- Blanco White: la obsesión de España, Sevilla, Alfar, 1998.
- La forja del liberalismo en España: los amigos españoles de Lord Holland (1793-1840), Madrid, Cortes Generales, 1997.

Ricardo García Cárcel (Universidad Autónoma de Barcelona)

3ª SESIÓN. Miércoles, 11 de abril, 10-13 h.
En las Cortes de Cádiz se debatieron los dos grandes conceptos: patria y revolución, que a su vez han dado lugar a dos grandes mitos. Por un lado, el de la nación indomable, connatural al concepto de independencia; y por otro el carácter polisémico, de muy diversos contenidos, que tiene en España la idea de revolución. (...)
El otro gran mito, como ya hemos visto, es el de la revolución, palabra que empezó a utilizarse en 1810 con frecuencia, aunque con significados distintos. Los liberales vieron en ella su meta, su punto de llegada, la conquista del progreso, la auténtica razón de ser del 2 de Mayo de 1808. Los conservadores utilizaron el término para definir su punto de partida: el levantamiento en pro de valores como Dios, patria o rey, contra la usurpación sufrida. Los afrancesados utilizaron la palabra para diferenciar la revolución buena (la de ellos) frente a la que conduce a la anarquía (la de los patriotas). El sueño de la revolución, entendida por cada cual a su manera, marcó los comportamientos de la generación de 1808. Fue un mito muy útil, como valor de uso, para ideologías muy diferentes. Primero constituyó un arma contra la usurpación sufrida por el rey. Después se convirtió en el horizonte de ilusiones de cambio en las Cortes de Cádiz. Más tarde sería, tras el reinado de Fernando VII, el concepto manejado por los mismos liberales en el poder para justificar su propia acomodación. La revolución pasó a ser de posible en sus años mozos, a imposible en sus años de madurez, y de ese tránsito de la España que pudo ser a la que no pudo ser, naturalmente, se inculpó siempre a los reaccionarios. Al final se dejó a la generación siguiente la bandera de la revolución pendiente. Como hemos visto a lo largo del libro, las fronteras entre los políticos, aparte de la variable ideológica, estuvieron muchas veces determinadas por la busca de la sombra del poder y por el estímulo mediático. Y en función de estos condicionamientos, los políticos de esta generación se escinden en apocalípticos, integrados y desengañados. El peregrinaje fue muy largo.
Todo empezó en 1789....

Texto tomado de:
- El sueño de la nación indomable. Los mitos de la Guerra de la Independencia, Madrid, Temas de Hoy, 2007.

Breve bibliografía:
- La leyenda negra. Historia y opinión, Madrid, Alianza, 1992.
- Inquisición. Historia crítica, Madrid, Temas de Hoy, 2000 (en colaboración con Doris Moreno).
- Felipe V y los españoles. Una visión periférica del problema de España, Barcelona, Plaza Janés, 2002.